Queridos amigos, viendo que, tras mucha espera, se acerca esa fecha llena de incertidumbre que la civilización Maya catalogó hace milenios como la del fin del mundo, el 21 de diciembre, me dispongo -antes de que me coja el toro- a contaros la auténtica y absoluta realidad sobre esta inquietante hipótesis que no deja a nadie indiferente. Muchos se empeñan en decir que quizá lo que los Mayas predijeron era un cambio en las mentalidades y en la forma de ver el mundo. Otros, incluso, se atreven a asegurar que el día 21 será completamente normal y la vida seguirá como hasta ahora y por mucho tiempo más. Ilusos, claro. Incultos e ignorantes que niegan una verdad irrefutable que yo mismo he podido corroborar con la búsqueda durante meses de la información que deja en evidencia algo que será inevitable: EL 21 DE DICIEMBRE, NOS VAMOS TOS' AL CARAJO.
Ahora, ironías aparte -reconozco que a veces me encanta crear morbo-. Seriedad, coño. Poneos en la situación de un hipotético apocalipsis este 21 de Diciembre. Pero imaginároslo, como si lo estuvierais viendo. Yo también lo haré. Que se acabase el mundo sería, cuanto menos, una putada gorda, para qué engañarnos. Años de estudio tirados a la basura, la imposibilidad para muchos de tener un hijo, de ver a su equipo ganar algún trofeo, morir sin apreciar el más mínimo envejecimiento de Jordi Hurtado, el quedarnos sin saber el motivo por el cual Rajoy dice la letra 's' de esa extravagante forma... Además de todas las cosas que nos quedarían pendiente, tiene guasa que sea justo antes del día de la lotería de Navidad, con personas que se han gastado un verdadero dineral en cupones con el sueño de verse entre billetes y billetes de 500. ¿Y las entradas de los cotillones y demás fiestas de fin de año? Que valen de 30 euros pa' arriba, eh, que han supuesto un desembolso de los que duelen para muchos jóvenes que lo mismo han tenido que privarse de salir algún que otro fin de semana. ¿Y si en ese finde sin salir hubieran pinchao'? Y sobre todo... ¿no es una putada estratosférica para aquellas personas que cumplen su mayoría de edad el maldito día 21? Ni tarta, regalos, ni puticlubs, ni ná. Agua por un tubo, o meteoritos, o lo que vaya a venir.
Por otra parte, están aquellas personas que temen el fin del mundo por el simple hecho de morirse. ¿Qué más da? Total, si se acaba el mundo aquí no se salvan ni las cucarachas. Por lo tanto, mal de muchos, consuelo de tontos: ni tú vas a echar a nadie de menos, ni nadie te va a echar de menos a ti. Aquí la guasa está en el proceso de la muerte de los siete mil millones de personas que habitan la Tierra. El fin del mundo, como ya adelanté esta mañana en mi Twitter, no va a ser con un gas que nos deje dormiditos, no. Ni con un tiro en la cabeza, ni con la mismísima guillotina que te ibas pa' el patio de los callaitos sin darte ni cuenta. El fin del mundo, si es, va a ser de cabrón, doloroso, con una muerte lenta y con una estresante lucha por la supervivencia de la que nadie saldrá victorioso. Si es, el fin del mundo será con una ola que nos ahogue, con tormentas solares de esas que te ponen morenito morenito o con algo así malo y terrible. Si no, pa' qué. Para morir rápido y sin sufrir ya hay gente que se muere cada día, y el fin del mundo tendría menos gracia que el portero de 'Escenas de matrimonio'. Si no, después, ¿de qué iban a hacer la película los americanos? ¿de un dios que no le gusta como está la vida y, cual Tamagotchi, decide destruirla en un instante dándole al botoncito de detrás? No, amigos, no. Los americanos no permitirían eso. Ellos quieren vender después la película, para hacer, como siempre, el mayor dinero posible. Por ello, el fin del mundo será, sin lugar a dudas, un proceso lento y terrorífico.
Y hasta aquí, mi tesis de cómo será nuestro final. Yo me conformo con haber visto a España ganarlo todo y al Xerez en Primera. Y más cosas, pero paso de hablar más, que tengo la boca seca. Sin embargo, como un compadre me dijo esta mañana, seguro que después de ese día nos seguimos levantando por la mañana con el pijama de cuadros y la coronilla despeiná'.Yo, por si acaso, me despido ya para siempre, por si ésto es lo último que escribo en mi vida. Os quiero a todos sin excepción, bonitos!