jueves, 19 de abril de 2012

Eighteen years old


Sin tener en cuenta el voluptuoso y anonadante dominio de la lengua inglesa que muestro en el título de esta entrada (que por cierto, me ha salío solo, lo cual tiene aún más mérito), me centro en esto que estoy escribiendo en deciros que ayer, a las 23:30 horas, me convertí oficialmente en mayor de edad. Aparte de por los regalos, la tarta, la soplada de velas y demás, he notado como sale la barba, como me crecen las extremidades e, incluso, al acostarme, en vez de pensar en tías, en tetas, en fútbol o en guitarras, estuve ese rato pre-fase rem planteándome mi futuro, en lo que quiero hacer, en qué es mi vida, qué quiero, de dónde vengo, a dónde voy... la mayoría de edad ha llamado a mi puerta y he de actuar en consecuencia. Ya no soy ese niñato de 17 años que iba por ahí siempre haciendo el payaso y que sólo quería divertirse... ya no. Ahora me preocupo por la vida, e incluso aconsejo a mi madre a acelerar o disminuir la velocidad cuando va conduciendo. Es más, ¡ayer me dejó que arrancara el coche!
  
Recuerdo cuando era joven... tendría unos 16 o 17 años... qué tiempos, qué felicidad, cuando solo tenía que preocuparme de estudiar y divertirme... qué feliz era. Podía violar y matar sin más condena que un mísero centro de menores. Ahora, con 18 años, además, tengo que ir a votar, pues de mí depende seguramente el desempate en Andalucía PP - PSOE/IU. Recuerdo cuando con 16 o 17, tenía ese miedo a que, cuando en internet aseguraba tener 18 años, un policía llamase a mi puerta y me llevara preso... ay, qué tiempos aquellos. Recuerdo cuando, al ver vídeos guarretes, me sentía tan culpable de saber que la ley en realidad no me lo permitía... Recuerdo cuando al darle un buche a un cubata la conciencia me golpeaba duramente y me recordaba "está mal, eres menor...". Recuerdo cuando un chino me vendía un litro de cerveza, que en realidad me sentía muy, pero que muy culpable, pues tanto él como yo nos estábamos saltando a la torera la ley vigente de consumo de alcohol... ay, qué tiempos aquellos.
  
¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡Por fín, cojones! Todo lo anterior, mariconadas. Por fín podré darle en la cara con mi DNI a esos porteros que dejan pasar a niñas de 15 años pero no a tí con 17 años y 9 meses por no maquillarte y tener carita de joven imberbe e inocente. Y por fín tendré que dejar de pedir que me pasen la botellona. Y ya está. Porque, sean sinceros... ¿para qué más sirve un DNI? Bueno, espero que, tras 18 años sin cometer delitos, no tenga ahora la mala suerte de violar a nadie sin querer ni ná...
  
Sí, 18 añazos ya y mucha fiesta y mucho esfuerzo por delante, es lo que hay. 18 años y todavía no tengo barba. 18 años y todavía no soy capaz de tragarme un paracetamol sin masticarlo. Sí... no tengo más remedio que masticar el paracetamol cuando me duele la cabeza. Imagínense el sabor, ese polvito que se queda en las muelas hasta que no viene una empresa de limpiezas a limpiarte la boca de arriba a abajo. Po ná, chavales, nos vemos en otra vida. Felicidades a mí por mi mayoría de edad y a ustedes por guapos, que sois guapos. Abrazo!

jueves, 5 de abril de 2012

Indignación semanasantera

Estoy tirado en el sofá del salón de mi casa escribiendo esto desde la BlackBerry con una desmotivación sistemática perruna rocambolescamente aplastante... y no esque yo sea un capillita, pero al ver y escuchar la que está cayendo ahora mismo en la ciudad por Onda Jerez y por la ventana respectivamente, me indigna sobremanera que llueva en Semana Santa cuando me he pegado tardes y tardes estudiando en mi cuarto con un sol a otro lado de mi ventana capaz de calentar cuarenta ollas de caldo de puchero.

Y esque tiene guasa que se moje la Semana Santa cuando hay gente que se tira todo un año preparándolo todo para que salgan bien las cosas, ésto añadido a un frío y un viento propios del que va en una moto en diciembre en mangas cortas, chanclas y con el pelo mojao. Además de mojarse el pasado lunes y el día de hoy, tiene toda la pinta de que la madrugá también se va a quedar con las ganas. Y el viernes ya ni te cuento.

Como he dicho, no soy de los que se dan un lote de llorar con estas cosas, pero me gusta el ambiente de la Semana Santa y hoy estoy mosqueao perdío. El año pasado me puse chorreando en la madrugá, y este, con dolor en mi alma, no me la pienso jugar. Si escampa, vámonos que nos vamos. Si no escampa, me quedaré en casita al borde de la locura tras un día entero encerradito.

Dicho todo esto, me he quedado agusto, aunque sigo cagándome en tó, especialmente en el tío que elige el tiempo, que seguro que estaba de guasa cuando eligió el tiempo de esta Semana Santa. Me juego la vida que el lunes a segunda hora hace un lorenzo de los que tienes que bajar la persiana para no achicharrarte el pescuezo.