Una vez más escribo en el descanso de Aquí no hay quien viva después de haber tenido el blog una semanita un poco abandonado. El aburrimiento me aburre bastante y los ojos empiezan a hacerme jugarretas como fabricar pequeñas nubecitas que me entorpecen la visión... y encima, el calor de esta torre de mi ordenador que me hace perder varios kilos cada noche. Hoy queda justo un mes para que empiece el instituto de nuevo y se me junta este amargamiento con lo dicho anteriormente y me entran unas ganas tremendas de valorar distintos métodos de suicidio. El que más me tira es el de abrir el gas, pero mis padres, mi hermana y mi perra son ajenos a todo hundimiento moral que pueda tener el que escribe. Bueno, en realidad estoy tirándome un verano exagerado. Mañana mismo al mediodía voy a casa de una amiga a pasar la tardecita con más amigos y amigas y más tarde a pasar la nochecita en la playa al ritmo de una guitarrita, un cajón y un tinglao bien montadito para celebrar el cumpleaños de un colega.
Como conclusión, digo que me marcho a dormir la mona que mañana a las diez y media estoy en planta para ir al gimnasio. Un fuerte abrazo por si no vuelvo.
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