miércoles, 3 de agosto de 2011

Cositas de madres

Por regla general, es en nuestra adolescencia cuando más nos quejamos del comportamiento de nuestros padres/madres, o del comportamiento de ambos. Que lo mismo no, que lo mismo tu madre es la persona mas enrollada que conoces y le gusta más salir de juerga que a ti mismo, cosa que a mí personalmente no me ocurre, ni me gustaría que me ocurriese, que ella ya pasó su etapa pastillera, ¡coño! Bueno, la cosa esque llevo apuntado en el gimnasio desde el día 1 de julio de 2011 y habré faltado un par de días como mucho desde entonces. Por jugarretas malvadas del destino, el chaval con el que voy en moto se lastimó el otro día el cuello haciendo abdominales y ha decidido tomarse esta semana de descanso, y llevo, con hoy, tres días seguidos sin ir. Hasta ahí, todo bien, el problema viene cuando mi madre me dice que ella me lleva y yo le digo que todavía sólo no voy, por dos motivos: el primero, porque es mi colega quien se sabe la tabla de ejercicios que estamos haciendo cada día y que aún no me la he aprendido, y el segundo esque estoy empezando hombre, en muchos ejercicios necesito la ayuda de dicho individuo lesionado para levantar las pesas... Pues eso ella no lo entiende, y se ceba contra mí con frases tan de madre como "ésto lo sabía yo, yo sabía que al final no ibas a ir al gimnasio, pues ya te estoy quitando, vamos, tú te crees que a tu padre le regalan el dinero que está hartito de trabajar para que tu ahora no vayas al gimnasio, etcétera, etcétera..." ¡Mamá, joé! Que sí voy a ir, que nada más que es esta semana, por favor no me tortures psicológicamente. Además, soy el primero que se quiere poner fuertecito para ir por la playa paseando embadurnado en aceite con el bañador remangadito cual titiboy de Benidorm...

Como conclusión, solo me queda resignarme al comportamiento de mi madre, aunque a veces, como hoy, parece que busque discutir por discutir. Además, me está haciendo ya un plato de pechuguita de pollo con papas que no se lo salta un romano, jiji.
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PD.- Lo de titiboy, ironía, odio el típico petaito de playa que se pasea por la orilla marcando abdominales... ¡así se le revienten uno a uno!
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